En el universo de la coctelería moderna, hay cócteles que parecen salidos de un laboratorio más que de una barra. El Daiquiri Nitro Lavanda es uno de ellos: una mezcla hipnótica entre ciencia, arte y un toque de magia líquida.

Su textura helada y cremosa, su aroma floral y su acidez equilibrada lo convierten en un cóctel tan seductor como misterioso. No es brujería (aunque lo parezca), sino técnica pura: nitrógeno líquido aplicado a la coctelería de precisión.

⚗️ El hechizo del nitrógeno en la coctelería

El nitrógeno líquido, con su temperatura extrema de –196 °C, se ha convertido en una herramienta fascinante para los bartenders contemporáneos.
Su uso permite crear texturas imposibles, potenciar aromas y dar forma a cócteles que se disfrutan tanto con la vista como con el paladar.

Pero dominar esta técnica no se trata solo de espectáculo: requiere control, conocimiento y respeto por el ingrediente. Por eso, en Sanz Cocktails Series, el canal formativo en YouTube de Sanz Cocktails donde contamos con la ayuda de Luis Inchaurraga, se exploran paso a paso los secretos del nitrógeno aplicado al servicio y la creación de cócteles fríos o “nitro”.

Puedes verlo aquí:

🥶 DAIQUIRI NITRO LAVANDA

Tipo: Sorbete helado con nitrógeno
Perfil: Dulce · Ácido · Floral · Frozen

Ingredientes:

• 60 ml de ron Mulata
• 30 ml de puré de frutas del bosque @sanzcocktails Purefruit
• 20 ml de sirope de lavanda @sanzcocktails
• 30 ml de zumo de limón fresco
  
• Nitrógeno líquido (tutorial)
• Cereza (decoración)
  

Preparación:
1️⃣ En un recipiente apto para nitrógeno, mezcla el ron, el puré, el sirope y el zumo.
2️⃣ Añade el nitrógeno lentamente mientras remueves con espátula o cuchara de acero.
3️⃣ Continúa removiendo hasta obtener una textura cremosa tipo sorbete.
4️⃣ Sirve inmediatamente y decora con una cereza.

El resultado es un cóctel gélido y con un contraste perfecto entre la dulzura floral y la acidez cítrica. 👻 

El Daiquiri Nitro Lavanda no solo encaja con el espíritu de Halloween por su estética fantasmal: también representa ese punto donde la coctelería se vuelve arte escénico.
Humo, frío, color y textura se combinan en una experiencia multisensorial que captura miradas y congela el tiempo.

Más que una bebida, es un hechizo servido en copa.